lunes, 10 de mayo de 2010

Milico

Últimamente el reconocimiento de la importancia de la utilización de las palabras está en boga. "Dictadura", "nazismo", "miedo" tan en boca de periodistas y políticos de la oposición son cuestionadas por periodistas y políticos oficialistas, y no es para menos ya que los tres términos revisten valores absolutos, no hay segundas lecturas posibles (especialmente en los casos de "dictadura" y "nazismo") y desde ya su aplicación, más allá de demostrar la disconformidad de algunos con el actual gobierno, pone de manifiesto la búsqueda de los opositores de instalar el terror a través no sólo de la exageración si no directamente de la mentira.
Por lo general, las palabras de acuerdo a su contexto tienen diferentes significados, sin embargo hay palabras de tal peso que encierran el contexto en sí mismas. Lo mismo que con los ejemplos anteriores sucede con el término "milico".
Hoy, venía en el colectivo y un hombre me dijo de muy mala manera que no le apoyara mi bolso (él iba sentado). En primer lugar yo estaba parada a una distancia prudencial del asiento, en segundo, el señor, corpulento él, desbordaba de su lugar, y en tercero, si me lo hubiese pedido amablemente es seguro que yo me hubiera corrido y hasta le pidiese disculpas; como no fue el caso le contesté en buenos términos y no me moví lo que alteró un poco más al ya alterado señor. La cosa no pasó a mayores y se dio por terminada cuando dije algo así como "Milicos, se los huele a 15 cuadras".
La anécdota es que, después de un rato, el tipo se dio vuelta (yo ya me había sentado) y me pidió disculpas por haberse calentado. Con las disculpas aceptadas continuó: "... Y no soy milico, soy analista de sistemas".
Sin dudas, "milico" es un término peyorativo tanto para quienes lo son, como para los que están en las antípodas. Otra palabra que no necesita adjetivos porque se explica a sí misma.

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